El encargo de este proyecto era generar un espacio cómodo, acogedor y privado para la apreciación y degustación de vino a los clientes mas exquisitos de una marca restaurantera reconocida en la ciudad de Guadalajara.

El local comercial para el proyecto se encuentra en un edificio funcionalista habitacional emblemático autoría del arquitecto Miguel Aldana Mijares, situación que se tomó de base para general la idea de un bar que se sintiera como un departamento anfitrión y que rescataría las herrerías de la fachada original, eliminando la manguetería de aluminio que había sido colocada posteriormente.

La distribución se planteó en dos áreas: el espacio de convivencia y el área técnica que se destinaría a catas y al estudio del vino. Para esta última se interpretó el espacio como una galería, cuyos muros y mobiliario en tonos casi blancos sirven de base para la exposición de la obra: el vino.