El proyecto se desarrolla en un terreno campestre en el Municipio de San Miguel Cuyutlán, con el objetivo de proporcionar un espacio para la crianza, resguardo y comercialización de caballos, al mismo tiempo que sirve como área recreativa natural para la familia del cliente y su círculo cercano.

La construcción de las caballerizas marcó el final de un proceso de tres años, que incluyó la elaboración del plan maestro y el análisis del sitio. La topografía y la vegetación del terreno fueron fundamentales para la disposición de los caminos y la ubicación de un bordo para la captación de agua pluvial, asegurando el suministro necesario tanto para la construcción como para el uso recreativo. La ubicación elegida para las caballerizas se basó en este plan funcional y en la optimización de las vistas hacia la laguna de Cajititlán.

El terreno, rico en piedra, facilitó la adecuación de los caminos, ya que cada movimiento de tierra revelaba nuevos bancos de este material, eliminando la necesidad de traslados y transporte adicional. La solución constructiva fue, por tanto, una respuesta lógica: utilizamos piedra pegada con mortero para construir los muros perimetrales, muros de contención, plataformas, baños públicos y las caballerizas, así como para los caminos.

Para los techos de las caballerizas, se desarrolló una estructura de carpintería utilizando vigas y puntales, fabricados por carpinteros locales de Chapala. La teja tradicional de barro recocido, un material característico de la región se utilizó como capa final en la techumbre.

Las Caballerizas del Descanso representan para Antumbra el primer proyecto en el que se emplea la piedra como sistema constructivo. La colaboración con los maestros piedreros nos proporcionó valiosos aprendizajes en técnica, ritmo de trabajo, atención al detalle, modos de vida y liderazgo.